La experiencia de la Escuela Rural Alternativa (ERA) de Miranda se trata de un espacio que combina la idea de Escuela Alternativa y Finca Diversa. Su organización como un espacio de encuentro productivo y educativo tuvo que responder, en el desarrollo práctico de los proyectos, a distintos retos para alcanzar la sostenibilidad de los mismos.
La base del ejercicio de la ERA ha sido la apuesta por la integración, a través del aprendizaje y del trabajo, entre comunidades campesinas y excombatientes. Las metas comunes y el paulatino éxito de su alcance responden a necesidades identificadas y priorizadas por las mismas comunidades locales, así como a la aspiración colectiva de la reincorporación económica. Se trata, sobre todo, de un trabajo en diferentes niveles, que ha convocado multiplicidad de actores, y que debe ser comprendido como parte de un proceso más amplio de construcción de paz territorial.
Debido al principio de aprendizaje iterativo de las ERA, estas cuentan con mucha flexibilidad para responder a las particularidades de cada entorno donde se establecen. En el caso de la ERA de Miranda, este encuentro ha puesto en evidencia aspectos relacionados con la riqueza, y la complejidad territorial y poblacional de la subregión del norte del Cauca. Como resultado, participantes e instituciones aliadas han presenciado cómo, a lo largo del trabajo mancomunado, se elaboran reflexiones sobre los impactos de la guerra y del potencial que surge con la voluntad de construir paz.